sábado, 20 de marzo de 2010

¿QUIÉNES SÓMOS?


Nuestro nacimiento data de las luchas desarrolladas en la Universidad Central de Venezuela en el marco de la “Toma” de ésta casa de estudios iniciada el 28 de marzo del año 2001. Su nombre proviene de aquel día y surge de la necesidad de unificar criterios y las acciones de los múltiples grupos, sectores e individualidades que participaron en el referido conflicto impulsando la transformación de la Educación Superior en nuestro país. En consecuencia, debemos señalar que la génesis del M-28 es el fruto de un esfuerzo colectivo sumamente heterogéneo que con el pasar del tiempo permitió lograr mayores niveles de unidad política.

No obstante, debe decirse que originalmente se conformó por múltiples individualidades, grupos políticos diversos y variados sectores dentro de la comunidad universitaria. Sin embargo, con el desenvolvimiento de las luchas universitarias y nacionales, la gran diversidad propia de un espacio con carácter de frente generó por un lado la aparición de contradicciones insalvables que ocasionaron la salida de importantes segmentos de la referida instancia. Por otro lado, esto redundó en la homogenización de ideas que se expresó en un viraje estratégico conduciendo a la ampliación de nuestro horizonte de lucha al pasar de un movimiento estudiantil por la transformación universitaria a una estructura política revolucionaria de corte popular cimentada en la más profunda democracia. A partir de este momento nuestra militancia comienza a estar constituida no sólo por jóvenes y estudiantes de la educación superior sino también por mujeres y hombres del pueblo que desde cada calle y cada esquina, que desde los barios, las fábricas, los campos, universidades y liceos sueñan con un mejor mañana, con un mañana lleno de dignidad y esperanza.

En este sentido, el Movimiento Marzo-28 (M-28) en la actualidad se constituye en una organización política de carácter nacional con clara visión internacionalista, inspirada en el ideario de Simón Bolívar, amparada en el marxismo y en el legado de las luchas de todos los pueblos explotados y oprimidos del mundo por su liberación y la autodeterminación. El ideario de nuestro padre Libertador representa para nosotros el máximo referente histórico de las causas más enaltecedoras del ser humano en Nuestra América. De igual manera, suscribimos el marxismo porque es un instrumento teórico-conceptual para el análisis crítico del capitalismo, una guía de acción revolucionaria para enfrentar la voracidad de la globalización del capital y para construir el socialismo en el contexto del siglo XXI. En síntesis, en Bolívar y Marx nos encontramos todas y todos los militantes de esta organización.

Motivados por ello, nos hemos unidos en función de derrotar la cultura de la muerte impuesta por el capitalismo, superar la mercantilización de las relaciones humanas propia de éste modelo, frenar el ecocidio producido a escala planetaria por el apetito insaciable de las trasnacionales, suprimir todo tipo opresión ya sea cultural, racial, étnica, de género o etaria. Nos organizamos para el combate por la vida, por la justicia social como requisito para alcanzar la paz, por una subjetividad impregnada de amor por el otro y de solidaridad a modo de valor elemental, por el verdadero reino de la libertad del ser humano como parte integral de la naturaleza y piedra angular del quehacer socio-político. En fin, se trata de una reconsideración a fondo de la condición humana, es el incesante batallar por la utopía posible y necesaria de un mundo sin clases sociales.

Porque nuestra conciencia palpita en dicha dirección, acudimos a la savia de la historia para extraer de sus anales más gloriosos las lecciones que se desprenden de las épicas luchas de los marginados del orbe. La enseñanza fundamental que se deriva de esto es que cada día es más legítima la combinación de todas las formas de lucha y en especial, la que se desarrolla en las trincheras de las ideas.

Bolívar y Marx nos señalaron el camino luminoso de la liberación. Bolívar con su práctica nos legó la histórica e inconclusa tarea iniciada por él: la de unidad de los pueblos y la solidaridad militante en el combate contra el colonialismo. Marx forjó la teoría para la completa redención de la humanidad al tiempo que con su ejemplo de entrega e hidalguía ofrendó su vida por la transformación revolucionaria del mundo. Uno y otro, en distintos momentos históricos y desde puntos diferentes de la corrugada superficie del globo terráqueo, crearon las armas más portentosas con las cuales cuentan los pueblos de América Latina para insurgir ante la barbarie del imperialismo y para construir el socialismo.

Somos alegría y esperanza, guerreros y guerreras del amor, un río indetenible, un brazo invencible. Somos parte del pueblo de Bolívar, un pueblo indivisible... un ejemplo de dignidad. 

SOBRE LOS CONSEJOS ESTUDIANTILES

La sociedad venezolana se encuentra sumergida en una disyuntiva histórica entre dos modelos societales de carácter irreconciliables. Se trata de dos concepciones sobre la sociedad, la naturaleza, el ser humano y sus diversas relaciones. Una de ellas privilegia la consecución de ganancias en detrimento de la vida, el planeta e incluso del ser humano. La otra se replantea el sentido de la vida, redimensiona la existencia humana y convierte al hombre y a la mujer en el centro y fin de quehacer cotidiano. La primera de estas concepciones se materializa en el modelo civilizatorio actual, donde cobra preponderancia la lógica del capital en desmedro de millones de seres humanos. La segunda se erige en el socialismo como alternativa integral de carácter anti-sistémico orientada hacia el rescate de la condición humana.
Los venezolanos asistimos a este parto histórico donde los añejos sueños de millones encuentran concreción en la tierra en la cual también se conmovieron los cimientos del orden colonial hecho añicos por la obra redentora de El Libertador. Hoy, en los cambios socio-políticos que acontecen en América Latina y en especial en Venezuela, cobran vigencia las proféticas palabras de Bolívar cuando sentenció que “América es la esperanza del universo”.
En la actualidad, los universitarios conscientes del momento y del legado heroico de los jóvenes de La Victoria, alzan su voz con el fin de colocarse a tono con la esperanza de los que claman por nuevas y más justas relaciones humanas en nuestro país. Nos colocamos en sintonía con las mayorías empobrecidas que anhelan una sociedad liberadora que emancipe a los seres humanos. Ya que nuestra conciencia palpita en dicha dirección, desde nuestras trincheras asumimos la responsabilidad de transformar la educación universitaria venezolana para ponerla al servicio del pueblo que la hace posible.
Por ello, consideramos urgentes y por ende, inaplazable alcanzar cambios profundos en las universidades nacionales. Nos negamos a sumergirnos en la apatía cómplice de los insensibles, en la cobardía hipócrita de pretendidos intelectuales apátridas, en la esterilidad derivada de la castración del pensamiento creador. Insurgimos contra el pensamiento único que uniforma conciencias, sepulta el debate y refrenda injusticias. Nos casamos con una educación universitaria donde la autonomía no sea el refugio para las perversiones ni la farsa electoral, el disfraz preferido usado por las elites para sepultar la participación democrática.
En consecuencia, nos oponemos a las tradicionales estructuras de “representación” estudiantiles porque legitiman la decadencia de una Universidad que le da la espalda a su pueblo, atenta contra sus más preciados sueños y desconoce la trayectoria de las luchas populares que en otrora caracterizó al movimiento estudiantil. Nos rebelamos contra el espíritu conservador que banaliza las trascendentes transformaciones planteadas hoy pero que glorifica la farsa electoral para luego presentar a las universidades como bastiones de quienes desprecian a las mayorías nacionales. Abogamos por una democracia profunda y verdadera donde trabajadores, estudiantes, profesores y los sectores populares participen realmente en la construcción de un nuevo paradigma universitario.
Por lo tanto, asumimos el combate por la propuesta de millones recogida en los Consejos Estudiantiles del Poder Popular como fórmula transformadora que desmonte la antidemocrática estructura de la representación estudiantil. Nuestro compromiso se orienta hacia la constitución de un movimiento estudiantil de nuevo tipo, capaz de transformar la Universidad y contribuir con la confección de un insurgente entramado social alternativo al capitalismo.
En el marco de la conmemoración del 40 aniversario de la criminal intervención del Gobierno de Rafael Caldera en la Universidad Central de Venezuela, retomamos las banderas de la Renovación Universitaria y ratificamos nuestra inquebrantable voluntad de avanzar hacia el sueño de generaciones enteras. Convocamos a la comunidad universitaria de todo el país, al pueblo de Bolívar y en especial a los más pobres, a fin de aunar esfuerzos para cristalizar los cambios propuestos. El Apóstol José Martí dictó ejemplarmente que “Cómo quien se quita un manto y se pone otro, es necesario poner de lado la Universidad antigua y alzar la nueva”. Por ello, exhortamos a las universitarias y a los universitarios a participar decididamente en las gloriosas jornadas encaminadas a edificar la utopía posible y necesaria de una universidad para todos y una educación para la vida.
ROMPAMOS LA TRADICIÓN… ¡HACIA LA CONFORMACIÓN DE LOS CONSEJOS ESTUDIANTILES!
República Bolivariana de Venezuela, noviembre de 2009.
MOVIMIENTO POR LA TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA/ MARZO 28 (M-28)

A 9 años de la “TOMA” de la UCV…

¡Hoy más que nunca cobra vigencia nuestra lucha!

¡Por el socialismo, por la revolución educativa, por una universidad para tod@s!

Los estudiantes se han caracterizado por ser un sector crítico dentro de la sociedad. Han estado históricamente a la vanguardia de distintas luchas reivindicativas y han marcado un referente en la búsqueda de sociedades más justas. No está de mas recordar la “Reforma de Córdoba en 1918”, la lucha contra la dictadura gomecizta de la “Generación del 28”, el “Mayo Francés” en 1968 y la “Renovación Universitaria” venezolana, donde el calor de la rebeldía, la creatividad y el impulso de la juventud y el estudiantado protagonizaron estos hechos.
En Venezuela, las universidades y liceos fueron la chispa incendiaria de la explosión popular en contra de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez que desembocó en los hechos del 23 de enero de 1958. Posteriormente, en los años 60 y 70 estos espacios fueron reductos de la izquierda convirtiéndose en punta de lanza de la resistencia contra los gobiernos del denominado “Pacto de Punto Fijo”. Pero aún antes, el estudiantado revolucionario ya había dejado su huella en la historia, siendo significativo el 12 de febrero de 1814 cuando el General Patriota José Félix Ribas comandando filas de estudiantes apegados a la causa independentista marcharon en los valles aragüeses derrotando al ejercito realista. De esta manera, se puede resumir a grandes rasgos la trayectoria combativa del estudiantado en Venezuela.
A finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa, la implementación del neoliberalismo en la vida nacional trajo como consecuencia la paulatina privatización de la educación y en especial, de la educación universitaria. Esto estuvo aunado a la ejecución de políticas de ingresos excluyentes, al deterioro de la educación media pública y a la más brutal represión ejercida por los gobiernos de AD y COPEI contra las manifestaciones estudiantiles. Pese a esta compleja realidad, el movimiento estudiantil venezolano levantaba las banderas de la irrespetada -en ese tiempo- autonomía universitaria así como emprendía la lucha por el reconocimiento del Pasaje Preferencial Estudiantil y por un presupuesto justo para la educación. Sin embrago, la Ley de Universidades, orquestada desde la incursión de los militares antipatriotas en las universidades en el primer mandato de Rafael Caldera, era funcional a las directrices emanadas por la élite dominante aliada a las grandes corporaciones multinacionales.
Ni el llamado “Caracazo” de febrero de 1989 ni el clima de inestabilidad social que caracterizaba a Venezuela lograron frenar la decisión de los gobiernos antinacionales de ir cercando a la educación universitaria, en especial, a las universidades autónomas. Cambiaron la composición de clase de la universidad y disminuyeron considerablemente con el transcurso de los años el carácter combativo de ellas y también de los liceos.
De esta forma, el modelo educativo fue rediseñado, agregándole un barniz ideológico que profundizó la concepción elitista de la educación en donde sólo aquellos que llenaran las expectativas de un conocimiento acrítico, vacío y autómata serian los capacitados para ingresar a las aulas de clase y así “profundizar sus habilidades” con dosis de tecnocracia, partiendo de la premisa de que no todos tienen “la capacidad para ser educados”. Así se reforzaba el trabajo sistemático adelantado por los “medios de comunicación” orientado a crear una juventud “boba” servil a la oligarquía, a la lógica consumista del mercado y a los intereses corporativos de las grandes trasnacionales.
Con las elecciones presidenciales de 1998 comienza una nueva época para Venezuela. Se genera una ruptura con el bipartidismo y por primera vez llega al país un gobierno revolucionario, encabezado por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Con el devenir del proceso de transformaciones hoy se propone la superación del régimen capitalista y la construcción del socialismo. No obstante, gran parte del sector estudiantil se mostró desde sus inicios apático a esta propuesta teniendo pocos hechos consecuentes con el legado histórico de su envestidura. Conjuntamente con esto, fueron pocos los intentos del nuevo gobierno por transformar las instituciones del modelo educativo imperante, por el contrario, inició una política que tenia como objetivo generar nuevas instituciones de educación universitaria sin trastocar radicalmente las estructuras vigentes.
En este contexto, un grupo de estudiantes, profesores y trabajadores profundamente preocupados por la situación “puertas adentro” de las casas de estudios universitarios, tomaron el 28 de marzo del año 2001 la Universidad Central de Venezuela y con ello se levantaron contra el sistema educativo excluyente, contra la dictadura de las autoridades universitarias y frente al mal entendimiento de la autonomía universitaria, hoy usada como trinchera de los sectores de derecha. Esto generó la expulsión de dieciocho estudiantes que encabezaron dicha lucha. Es así como nace el Movimiento por la Transformación Universitaria / Marzo-28 (MTU/M-28).
Hoy la Revolución Bolivariana pretende saldar una deuda histórica que sostiene el Estado venezolano: el legítimo derecho a la educación y más específicamente, el ingreso de los miles de bachilleres sin cupo a la universidad. Por ello, se ha programado la eliminación de las pruebas internas y la Prueba de Aptitud Académica, mecanismos que representan las principales fórmulas de exclusión de las y los bachilleres a la educación universitaria.
No obstante, las reacciones de los que tanto ayer como hoy se oponen a las transformaciones en función de las grandes mayorías empobrecidas por el capitalismo, pretenden desvirtuar los orígenes de esta reforma y procuran detener los cambios urgentes reclamados por el pueblo. Ellos siguen casados con la idea de excluir a los sectores populares de las universidades y erigirse como amos y señores de lo que nos pertenece por derecho.
Conscientes del momento histórico que atraviesa nuestro país. Mucho más conscientes que nunca del papel que la juventud y el estudiantado revolucionario debe librar por la liberación definitiva de nuestra patria. Felices de reconocer la necesidad de transformar la educación y en especial, las universidades. Mucho más felices de entender con suma claridad que debemos rebelarnos contra la dictadura de una minoría empresarial y profesoral que no deja entrar a las hijas y a los hijos del pueblo a la “Casa que Vence las Sombras”, decimos:
¡LLEGÓ LA HORA MI PANA!
¡VAMOS PARA LA UNIVERSIDAD !

Movimiento Revolucionario / Marzo-28

MANIFIESTO JUVENIL BOLIVARIANO

El huracán revolucionario del cual nos habló El Libertador en Angostura se ha desatado con toda su fuerza transformadora e innegable espíritu internacionalista. Hoy los jóvenes hijos de Bolívar aceptamos el reto de asumir la nueva “Campaña del Sur” para terminar la liberación de nuestra América y reeditar en el siglo XXI, los combates por un mañana que deje en los anaqueles de la historia la larga noche iniciada en 1.492.
Por ello, los imbatibles jóvenes alistados en el incansable ejemplo del Mariscal Sucre, apostamos a un mundo concebido desde la necesaria utopía de nuevas formas de convivencia humana capaces de superar el modelo civilizatorio occidental impuesto a nuestros pueblos aborígenes.
Consideramos que en el capitalismo la inhumana colonialidad adquiere nuevas dimensiones. Razón por la cual el socialismo lo concebimos como empresa destinada al rescate de la condición humana. Por ende, asumiendo la tarea iniciada por Guaicaipuro reivindicamos la heterogeneidad cultural de nuestros pueblos, cimiento de nuestra memoria histórica y necesidad ineludible para tener identidad colectiva, lo que es la mejor resistencia ante la globalización neoliberal en curso.
Porque somos invencibles como los guerreros de Ribas en La Victoria , retomamos el combate antiimperialista en el siglo XXI y gritamos al mundo que ser consecuentemente antiimperialistas, implica soñar relaciones alternativas a las relaciones del capital. Actualmente el antiimperialismo lo entendemos como inmortal compromiso juvenil de quienes dieron su vida para construir un mundo florecido de justicia social y soñando en ello, han luchado incansablemente en la Patria Grande.
Somos herederos del ejército creado por Bolívar, eternos guardianes de las garantías sociales de los pueblos de nuestra América y alfareros de nuevas formas de convivencia humana. Por lo tanto, de cara a lo antes expuesto, con miras a la profundización de la Revolución Bolivariana y como fieles interpretes de las demandas de las mayorías, nuestro accionar político se articula en torno a los siguientes planteamientos:
I. La globalización del capital condiciona la geopolítica actual. En este contexto de capitalismo mundial, edificar el socialismo se convierte en una empresa necesariamente internacional, implica un combate antiimperialista cimentado en la unidad de los pueblos, la solidaridad militante y en la necesidad de asumir la concepción militar bolivariana. Esto se traduce en la obligatoria unidad de las organizaciones de los pueblos de nuestra América, respetando la forma de lucha que cada uno legítimamente adopte.
II. El socialismo principalmente significa crear un nuevo modelo de convivencia humana. Esto amerita, además de superar las actuales relaciones humanas propias del capitalismo como modelo que sintetiza la crisis de la civilización occidental, constituir nuevas relaciones sociales que privilegien al ser humano y superen la mercantilización existente en todas las esferas de la sociedad. Dicho de otro modo, el socialismo es esencialmente un replanteamiento a fondo del sentido de la vida.
III. El socialismo es edificación de nueva relaciones de propiedad y de poder distintas a las del capitalismo. Esto se traduce en la creación de un nuevo ordenamiento jurídico que regule el comportamiento del Estado con el objeto que se corresponda con tales fines. En este sentido, el Estado se concibe como una herramienta de las mayorías explotadas y excluidas que debe expresar cabalmente sus anhelos e intereses. Se trata de una democracia insurgente cimentada en el protagonismo colectivo y el ejercicio directo de las actividades de gobierno.
IV. La economía de la nueva sociedad debe superar el valor de cambio como su eje fundacional. Las relaciones mercantiles pasan por el valor de cambio, razón por la cual la nueva economía se debe articular en torno a la satisfacción de necesidades humanas mediante intercambio de equivalentes. Por ello, es imprescindible nacionalizar la totalidad de empresas estratégicas privatizadas por los gobiernos antinacionales, anular todas las actividades de lucro en los ámbitos de la educación, la salud, la vivienda, etc. Este proceso se debe acompañar por una impostergable transformación de relaciones laborales que priorice por la liberación de la capacidad creadora de los trabajadores.
V. La revolución agraria: eje central de la soberanía nacional. Se trata del combate por democratizar la propiedad de la tierra, su usufructo, desmantelar los oligopolios existentes en la cadena agro-productiva y agroalimentaria, para alcanzar la soberanía alimentaria. Esto es avanzar en la diversificación del aparato productivo para superar el carácter monoproductor de nuestra economía.
VI. La “Batalla de Ideas”: la pelea fundamental. Toda resistencia eficaz frente al modelo civilizatorio capitalista se erige sobre una profunda concepción antisistémica. En tal sentido, para la constitución de dicha concepción es imprescindible conformar un modelo educativo emancipador enmarcado en una nueva cosmovisión que tenga como centro y fin de su acción creadora al ser humano.
VII. La concepción militar bolivariana piedra angular para la defensa de la Revolución Socialista. Esto implica comprender a fondo el ideario bolivariano y el pensamiento marxista porque son armas sine qua non para la guerra popular de resistencia, así como en el de otros componentes teóricos que confeccionen una nueva visión al respecto. Bolívar nos enseñó que lo militar es una responsabilidad colectiva, es decir, empresa de todo el pueblo que se organiza en el oficio de las armas para librar guerra de guerrillas prolongada ante un enemigo más fuerte.
VIII. Por una economía libre de especulación financiera: Se debe abonar el terreno para edificar un sistema financiero que sirva de apoyo a la transformación económica, ajeno a las imposiciones del mercado y el capital internacional.
IX. El PSUV: una importante trinchera en el proceso de construcción del socialismo. El PSUV debe ser una organización de espectro nacional que articule los esfuerzos de los revolucionarios, capaz de combinar todas las formas de lucha, con espíritu internacionalista, guiada por un programa político socialista, cimentada en la crítica y autocrítica fraterna, caracterizada por el debate permanente, signada por una profunda democracia y que se precie de ser un instrumento genuino de los trabajadores, excluidos y demás sectores populares. La actividad de la izquierda en su seno debe fundarse en estás líneas directrices a fin de consolidar la unidad de criterios y de acción entre los revolucionarios. Pero a fin de evitar un retroceso en materia organizativa, debe existir clara conciencia de que el PSUV debe reconocer la más variadas expresiones organizativas del pueblo.
X. La lucha incansable contra las viejas prácticas políticas: La corrupción, el oportunismo, el clientelismo, la ambición y el reformismo amenazan la Revolución porque asesinan la esperanza. Para nosotros combatir estos vicios constituye una importante tarea, por lo cual debemos combatir a quienes los practican y le sirven de cancerberos.
En fin, creemos en lo “imposible” porque somos continuadores del ejemplo incansable del “Hombre de las Dificultades”, apostamos a la construcción de un nuevo amanecer porque no soñar es asesinar al ser humano. Porque entendemos que la política revolucionaria es un compromiso ético expresado en militancia cotidiana, suscribimos la entrega desinteresada de la generación independentista. Irreductibles levantamos la voz, como dignos herederos de los combatientes de Ayacucho, porque también decimos a “paso de vencedores” contra los que atacan la redención humana. Contra el discurso neoliberal que clausura el futuro, recogemos el ejemplo de voluntad trasformadora de la juventud encarnado en Sucre cuando marcó nuestra historia con sus épicas acciones.
Después de que la vida se opacara con la fría noche de la dominación del proyecto civilizatorio actual y el capitalismo con su oscura penumbra nos despojara del sueño suscrito por generaciones enteras… La juventud bolivariana, expresión de la lucha histórica de nuestro pueblo, grita con Bolívar: “Pongamos sin temor la piedra fundamental de la Libertad suramericana: Vacilar es perdernos.”

Movimiento por la Transformación Universitaria / Marzo-28
Congreso Ideológico
Caracas, 20 y 21 de febrero de 2010